domingo, 10 de agosto de 2014

´Fotos de las portadas de los libros editados a la fecha (12 títulos impresos Búho de Cristal Ediciones)













Discurso de Vicente Arouet en el lanzamiento del libro: "El Laberinto de la Lady Cabrona"




Con un titulo bastante interpretativo y sugerente, Vanessa nos entrega este, su tercer libro ya, el cual se presenta ante el lector como un conjunto de textos en poesía libre que vienen a reafirman su condición poética permanente ante la vida. Ahora, Vanessa nos presenta un trabajo basado en una experiencia tan humana y estimulante (para la creación literaria) como es la de haber vivido el amor junto con todas las vicisitudes que a esto complementan. Los tópicos desprendidos de esta realidad acontecida establecen un relato personal en donde la en donde la autora, tal como en un diario de vida, va desnudando parte de sus vivencias al papel estableciendo así un permanente cuestionamiento ante la duda generada por la imposibilidad que le acontece. De lo antes mencionado se puede deducir entonces que es y será el desamor el hilo conductor que une todos los poemas de este libro creando así un discurso poético basado principalmente en un constante cuestionamiento y un deambular entre la luz y la sombra producto de una confusión interna que va construyendo ese laberinto generado por las emociones que albergan a la autora yy que son las que la rigen en su escritura, esto tal como lo afirma en su poema Dispersa: Me albergan las emociones, emociones, emociones, que haría sin ellas?
Son poemas francos y sinceros los que nos ofrece Vanessa en este libro, ajenos al peso de las cargas estéticas (pero no por ello menos validos o decidores); poemas que calzan como piezas de un gran rompecabezas melancólico, poemas que vienen a reafirmar una consecuencia en su discurso pues la voz que resuena en este libro se puede complementar armónicamente con las voces que han hecho eco en sus otras dos publicaciones demostrando así, para quien conoce su trabajo acabadamente, la evolución poética que ha ido experimentando la autora a través del tiempo.
Vanessa, acá nos hace gala de su mejor cualidad lírica: la creación de acertadas imágenes sustanciales las cuales, tal como si fueran piedras de luz, otorgan el sustento e iluminan los poemas permitiendo con ello complementar el tenor del mensaje y transmitir al lector de una forma precisa, los sentimientos que han embargado su discurso; será este, a mi parecer, uno de los principales potenciales de su escritura.
En lo que concierne directamente al libro y su visión estructural, puedo decir a primera vista que llama poderosamente la atención que en este trabajo prácticamente no se encuentren registro de aquello que podría resultar ser el sentimiento antagónico a lo que marca la línea conceptual. Casi no hay rastros poéticos del amor vivido, lo cual, más allá de poder ser considerado un defecto por la subjetividad que genera, termina transformándose en una virtud ya que instala una incertidumbre que aporta con un atrayente elemento enigmático al proceso de análisis. Solo un texto carga con la responsabilidad de entregarnos (como una premonición) aquello que se vivió y que marcó, se percibe una intencionalidad en esto. De ahí en más los poemas venideros se transforman en la puerta de acceso a un viaje catártico en donde el hablante lírico desgarra su voz en un discurso teñido de una mustia belleza y también genera un cuestionamiento permanente ante la vida y la muerte, el cual, termina siendo en un principio, una metáfora que representa la historia vivida para luego de esto, dar un vuelco en su discurso producto del peso que conlleva el sufrimiento terminando por crear a quien la autora llamará la lady cabrona. El elemento erótico también debe ser mencionado pues se establece como una constante en los poemas de Vanessa, y en este libro, es utilizado para generar un doble discurso en su interpretación, comunicando al lector, la idea de que en el encuentro íntimo de los amantes, es en donde más se afianzan los sentimientos, pero también donde se pueden exorcizar todos los demonios.
Finalmente y a modo de conclusión puedo decir que El Laberinto de la Lady Cabrona mas allá de cualquier expectativa o critica viene a confirmar empíricamente la vocación y el compromiso de la autora con la sola causa de querer poetizarlo todo al punto de hacer de su mundo interno algo parecido a un libro de poesía vivo en donde aquellos que no pueden ni quieren para de leer, tienen un lugar donde llegar. Se debe considerar esto como un interesante ejercicio.


Corto del libro: El Laberinto de la Lady Cabrona

EL LUGAR DONDE INCLINO LA CABEZA, DE PAULA BECQUER: LA METAFISICA LUCIDEZ FEMENINA por EDUARDO J. FARIAS ALDERETE



La cosmovisión poética de Paula Becquer no puede separarse del espacio tiempo, en el fondo esta metafísica poética explora en cada verso una faceta de la realidad cercana pero de tintes individuales.
Su oficio es esmerado y se basa en su mayoría en sentidos contrapuestos de los elementos comunes en una bella y femenina retórica, hay una fuerza vital, enérgica y cotidiana, enmarcada en una musicalidad propia.
Me fijo en la metafísica, algo netamente filosófico, pero no por eso No-poético que se aplica perfectamente de fondo y de forma, esto se mezcla de manera equilibrada con el pathos femenino universal.
Estos son elementos y rasgos dignos de tomar en cuenta pero lo que  define su arte poética  es que la musicalidad no se sacrifica en ningún lapso el ritmo en pos de utilizar alguna imagen elaborada y muy definida, la lógica se casa con la belleza y lo cotidiano con lo elevado del espíritu para generar la vox poética de Paula Becquer:
“Parecen voces que despistan los inviernos
que llegan rojos de provisiones y enredan la lengua
juzgando por partes la verdad y enmudecen la mentira.
Vive de acentos que en la inseguridad desata
son pausas de un lado indefinido
y sujetan el corazón en hilos transparentes
envolviendo el porcentaje en inquietas esperas
que lleva un nombre tras la puerta.”

Las  imágenes que marcan una preponderancia a ubicarse en el espacio y amenaza por ser ubicua especialmente en el segundo cuerpo de este libro: “Y ser pasajero del Aire”, una estructura distinta y asombrosa dentro del plan completo de este libro, no se acostumbra a ver este tipo de plan poético distinto que va más allá del título agrupando poemas cortos de más de tres versos, porque  en realidad, hay un hilo conductor sutil  e inteligente entre cada una de los pequeñas estructuras que conforman y se cuadran en un titulo mayor:
DE SILENCIO
Desde el mundo
No llegan sugerencias del otro frente.
Desde los murmullos inquietos
duendes se mueven fuera de la inocencia
quizás para reírse más tarde de la fragua de barro.
Desde otra mirada
Amén yo no dije por tu nombre, no fui ángel
nunca grité en la caída.
Yo miraba desde el otro pantano.
Desde los impulsos
Dos o tres golpes inquisidores y la exactitud sin reemplazo.
La voz no traspasa la simiente
y desde el correr del cuerpo
es peor no desencadenar errores.
Desde el Agua
No di tantas vueltas como la sonrisa
como decir
que el rio no suena y que las piedras quedan apartes del
mundo
que ya sabía de sentir en el vientre.”

Ahora vayamos a lo predominante en esta cosmovisión, la Metafísica y sus conceptos principales: el ser, la nada, la existencia, el mundo, el espacio, Dios , la causalidad y el fin. Pero he aquí que todo es visto con los ojos de una mujer que tiene el valor y la capacidad de traducir en su verso la totalidad del universo y los sentimientos que mueven la realidad humana, base de la poesía.

(El lugar donde inclino mi cabeza, Paula Bécquer, Búho de cristal ediciones, 2011) por Pablo Lacroix




(El lugar donde inclino mi cabeza, Paula Bécquer, Búho de cristal ediciones, 2011)

No hay cosa más libre que 
el entendimiento humano;
pues lo que Dios no violenta,
por qué yo he de violentarlo?
Sor Juana Inés de la Cruz

En el primer encuentro con la obra de Paula Bécquer se puede apreciar una portada color mora, de letras blancas y un cuadro elaborado bajo tonos cálidos. Ese cuadro, que define a una mujer morena mirando el cielo, con sus manos unidas en gesto de oración y/o esperanza, está también acompañada por un fondo rojinegro que se difumina con su pelo, más una flor amarillenta, parecida a un girasol que en perspectiva parece estar unos centímetros más adelante que la mujer. La pintura, titulada “La oración”, vive bajo la autoría de Nelson García Jiménez, artista cubano, y quizás este referente geográfico nos de pistas sobre la cercanía estética de esta obra con la labor creativa de artistas de renombre como lo fueron Diego Rivera y Frida Khalo. En definitiva, la obra visual de García Jiménez nos habla desde ya de una mujer que aferrada a su realidad (ejemplo de esto es la flor y sus cabellos que se fusionan con el fondo) busca establecer un diálogo con lo divino, mirando hacia el cielo, proyectando su pensamiento a las alturas y juntando las manos en gesto de devoción. La pintura del artista cubano es el primer recado dentro del lenguaje poético de Paula Bécquer, comunicándonos que esta obra tratará de la vida de una mujer que convive con la experiencia religiosa y la coexistencia diaria con su entorno.
El lugar donde inclino mi cabeza es un poemario cuya voz instala una experiencia femenina que relaciona los actos de fe con la peligrosidad del mundo, dirigiéndonos hacia terrenos en que el juego de la palabra y el mensaje construyen un viaje cargado de íconos y signos de sólido significado. “No expongo una palabra / el pensar de tantos días / ni subir desde el fondo/ a una verdad de a gotas / que no tiene fichas en el registro abierto / donde resbala el juego como en un crucigrama /  / Las definiciones personales desgastan el credo / vale más sentir desde el punto y no explicar el movimiento” (pág. 34).  Este bastidor de poemas es un recorrido mental en que una mujer se instala frente a su vida, reflexionando sobre su espíritu y el espíritu colectivo, bajo los paradigmas del ser creyente, el deber ser y el ser afectivo, donde su vida (siempre inclinada a lo divino) batalla largamente contra sus espejos y recuerdos “Yo rezo desde mi tiempo sin envenenarme” (pág. 40).
Como dos planos mentales que se transforman irremediablemente en uno, Paula Bécquer, constructora de una voz protagonista y testigo de su realidad, nos presenta este mundo posible oblicuo, que soslaya su cabeza a Dios y la poesía, en un juego de inmersión y reflexión sobre la batalla eterna con lo cotidiano. Sin embargo, esa batalla no es violenta ni crítica, es más bien una lucha constante con el vivir, relegándose a una posición de permanencia, vale decir, mantener su fe, continuar el camino, observar pero no manchar su espíritu con el entorno, como también realzar la belleza del mundo, lo cual se manifiesta con fuerza y valor en la segunda parte de su libro, el capítulo titulado “Y ser pasajero del aire” (pág. 45 – 58).
Me resulta inevitable reconocer que Paula Bécquer a pesar de construir un mundo bajo un lenguaje y labor estética que no es de mi agrado, presenta en su primera obra una voz firme, con una intención clara y que demuestra un trabajo dedicado a la poesía, el imaginario y la transmisión de un mensaje autónomo. El hablante lírico en esta ocasión no pretende universalizar ni universalizarnos, sino que solo propone dar a conocer su voz, su experiencia y su visión particular del mundo y la acción poética o más bien, el acto de escribir y escribirse. Esta perspectiva es lo que le da fuerza y dependencia al texto, a lo que cito las palabras que aparecen en la contraportada de la obra, palabras escritas por el poeta de Copiapó Fernando Rivera Lutz; “hay en esta voz tan universalmente femenina, diversos giros sobre los mundos posibles para una poética que se expande en variedad de raíces, pero tan sutilmente integradora que pareciese un solo gran poema”. El lugar dónde inclino mi cabeza es en realidad un solo poema, como una sola vida o una sola experiencia imposible de fragmentar.

El primer encuentro con la obra (la portada) nos dirige la lectura bastante bien. No nos miente ni nos oculta nada, no nos adelanta tampoco, simplemente nos guía. Nos direcciona y acerca el camino, para así posicionarnos de buena forma al comunicarnos con el texto. La pintura del artista cubano Nelson García Jiménez y el título de la obra encajan a la perfección, al igual que el color de la portada/fondo, un morado suave, delicado. Lo mismo ocurre con la función intertextual de la obra, como la cita del poeta español José Hierro (1922 – 2002) que nos da pistas de la visión poética de la autora: “[…] la poesía es como el viento, / o como el fuego, o como el mar. / Hace vibrar árboles, ropas, / abraza espigas, hojas secas, / acuna en su oleaje / los objetos que duermen en la playa […]” (pág. 47).

El Lugar dónde inclino mi cabeza es una obra completa y estable. Autosuficiente en su lenguaje y bajo ningún motivo pretenciosa. Es un texto claro, de imágenes delicadas y con un mensaje directo, porque para este hablante lírico la vida se encarna entre la cotidianidad de una ciudad que seduce, el cuerpo de una mujer que observa su entorno y un leitmotiv que actúa de escudo permanente. Un leitmotiv que es Dios, guía que orienta el sendero elegido.
“Sabes la distancia que llevas a mi derecha
el vaivén que separa el minuto después del silencio
sabes en qué lugar inclino mi cabeza
y dónde fielmente los mundos cierran sus páginas” (pág. 38).

miércoles, 30 de abril de 2014

Adiós Profesor, presentación en FILZIC 2014


Lucas Morán nació en Vicuña, Valle del Elqui, en 1955. Estudió la primaria en su pueblo y la enseñanza media como interno en el Liceo “Gregorio Cordovez” de La Serena. Ejerció trabajos relacionados con la minería que lo llevaron a recorrer gran parte del país. Actualmente es ejecutivo comercial de una editorial capitalina, con cuyos libros, y en calidad de librero, acude a la mayoría de las Ferias que tienen lugar en distintas regiones. Su inicio como escritor aficionado se produjo en la niñez, en medio de su Valle, al amparo de viñedos y cerros piramidales que tocaban el cielo azul de día y las estrellas apelotonadas por las noches.
Tardíamente comenzó a mostrar sus trabajos, publicando, con la editorial Parnnas, por primera vez, en el año 2008, en la ciudad de Barcelona, España, donde residió por tres años, un poemario titulado “Memoria de Fuego”. De vuelta en su país, lanzó su primera novela en el año 2010, titulada “Valle de mujeres Cálidas”. En diciembre del año 2012 obtuvo el 1er. lugar, en el concurso de novela corta Andrés Sabella, convocado por la Universidad Católica del Norte y la Academia Chilena de la lengua, con la obra “Adiós
Profesor”. Prontamente pondrá a disposición de los lectores una nueva obra titulada “La hija del Camarada Sutil”, cuya trama tiene como escenario una lluviosa ciudad del sur de Chile.

“Adiós Profesor”, obra ganadora del premio Novela Corta “Andrés Sabella” de la Universidad Católica del Norte y la Academia de la Lengua 2012, es una historia de renuncias en que la escritura y la memoria juegan un papel preponderante al evocar amores y amistades perdidas. El telón de fondo, la dictadura militar, pero lejos estamos de una novela panfletaria, es la psiquis del personaje y su sensibilidad como intelectual de la época lo que se revela al lector. Estamos ante un texto que explora la intrahistoria, las pequeñas gestas y derrotas de una generación a través de un franco testimonio generacional. Un hombre maduro, profesor de filosofía desnuda sus fobias y anhelos, las tardes de diálogo en el bar con sus colegas y el redescubrir el amor ante los signos de la fatalidad. Obra de calidad y profundo desgarro.